El mundo de los hombres y el de las mujeres son dos mundos paralelos, distintos, de los que estamos entrando y saliendo a lo largo de nuestra vida. Yo he estado treinta años viviendo en el mundo de los hombres, los de mi especie, pero desde mi prejubilación, hace dos años, al cambiar de actividad, he entrado en el mundo de las mujeres y de ese cambio surge esta pequeña reflexión que te ofrezco hoy en mi blog.
El mundo de los hombres es directo y muy competitivo. He tenido algunas compañeras de trabajo que han tenido que admitir esto, a su pesar, desde el primer minuto de juego. Para algunos el llegar a la cima se transforma en obsesión y como bien sabemos el fin nunca justifica los medios, aunque muchos lo olviden.Es un mundo difícil y áspero, donde abundan los falsos reconocimientos y las puñaladas por la espalda. Es complicado encontrar aliados, ya que impera la ley del "yo" frente a cualquier otra consideración. Sobrevivir y acomodarse son dos verbos muy usados en donde, los de mi especie, esconden su sensibilidad y ternura en los bolsillos y muestran su desmedida ambición como única respuesta.
Al entrar en el mundo de las mujeres te piensas que has cambiado de planeta pero es solo una percepción.Bienvenido al mundo de los sentimientos, de las emociones, de las miradas, de los secretos... En este mundo es muy importante la comunicación verbal y gestual.Lo qué dices, a quién lo dices, cómo lo dices, por qué lo dices... e intentar saber como lo recibirá tu interlocutora. Esto que puede parecer tan complicado, con la práctica se hace sencillo y habitual.Además con el tiempo disfrutas de una retroalimentación emocinal y afectiva que no existe en el mundo de los hombres. Las mujeres esconden su inteligencia tras su poder de seducción y su habilidad para argumentarlo todo.
Cuando pienso en el origen de estas dos formas de entender la vida viene la Ciencia y me habla de testosterona, estrogenos, prostagenos, oxitocina y un montón de hormonas más con las que no te voy a cansar, pero me dicen, condicionan la respuesta de mujeres y hombres a una misma realidad vital. Me atrae lo complementario y huyo del frentismo. En los dos mundos encuentro personas extraordinarias y otras que lo son menos. Gente que dice la verdad y otras y otros que viven permanentemente en la mentira. Si estos dos mundos fueran estaciones, los hombres seriamos otoño e invierno y las mujeres primavera y verano. En ambos he descubierto corazones cargados de amor y con ganas de vivir apasionadamente. Gente por la que vale la pena el amanecer de cada mañana.
Ahora quiero escucharte a ti. Te cedo la palabra.
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