Voy a reproducirte, querido lector, el texto de un discurso que nunca pronuncié, no se dio la ocasión, pero resume muy bien mis emociones y sentimientos durante este tiempo. Quiero agradecer el enorme trabajo y entusiasmo de mis chicas y mi chico, vaya del Club de los nueve, que ha luchado y ha creído desde el primer día para poder llevar a buen termino esta gran aventura. Sin olvidar a Carmina que ha hecho realidad lo que al principio era un proyecto de un sueño inalcanzable.
Con la gran alegría de lo querido, te ofrezco mi reflexión y mi esperanza en que todo esto sea el comienzo de un camino por descubrir.
"Buenas
tardes. Cuando el debate se hace vida, la vida se hace debate. Me llamo José
Juan y a través de Voluntarios BBVA he participado en este proyecto de la Liga
debate. Han sido cinco meses de sembrar ilusiones cada mañana y recoger sueños
cada noche. Todos los objetivos cumplidos: Promotores, formadores, profesores,
voluntarios y chavales habiendo hecho realidad esta ilusión compartida de
aprender a debatir. Ahora comprendemos que hacer a los demás mejores personas
está al alcance de muy pocos, solo de los que tienen un gran corazón.
Esta
generación está llamada a cambiar el mundo y nosotros, formadores y profesores,
tenemos el gran reto de poner en sus manos las herramientas que les ayuden a
conseguirlo. El debate es mucho más que un juego organizado de razones y
palabras. Con el debate tenemos la posibilidad de transformar esa realidad que
no nos gusta en nuestro sueño más deseado.
Me lo han
oído decir tantas veces: Nunca uséis el
debate como un arma para el mal si no como una herramienta para construir,
desde el respeto y la escucha activa una realidad social mejor para todos. Ese
es nuestro compromiso y para eso hoy estamos aquí, para compartirlo y
contagiarlo a una sociedad desorientada, desalentada y que se desangra poco a
poco.
Muchos dicen
que estos jóvenes son hedonistas y despreocupados. Yo, después de esta
maravillosa experiencia, opino todo lo contrario. Me han demostrado fuerza,
entusiasmo e implicación en cada tema, en cada reto, en cada propuesta. Han
sabido levantarse y parar, equivocarse y pedir perdón, ilusionarse y llorar de
rabia pero sabiendo que cada lágrima es una nueva oportunidad para seguir
creciendo, que cada sueño es una llamada a construir un mundo mejor.
Oír que
alguien agradece y se enamora gratuitamente de un proyecto y de las personas
con las que lo realiza puede sonar extraño pero yo lo he vivido y doy fe de
ello. Si nuestra querida Marta Hernández estuviera aquí, diría eso de “alea
jacta est” la suerte está echada y ahora cuando se apaguen los focos y cada uno
volvamos a nuestro lugar, a nuestro día a día tendremos la gran responsabilidad
de iniciar ese cambio en el gran juego del debate que es la vida. Muchas
gracias."